, ,

El Barça sorprendió al planear una defensa con nueve jugadores en su área y, a pesar de tener solo un 35% de posesión de balón, logró salir victorioso en el Santiago Bernabéu. Fue un espectáculo insólito en el que el equipo aparcó el autobús en su propia área y sofocó cualquier atisbo de creatividad de los atacantes blancos, dejándolos completamente bloqueados durante todo el encuentro. El gol en propia puerta de Éder Militao, fruto de una recuperación alta y de algo de fortuna para sobrevivir en este tipo de situaciones, solo sirvió para que el Barça se radicalizara en su idea y… ganara el primer asalto de la eliminatoria contra los blancos (0-1). A pesar de las cuatro bajas clave, como las de Andreas Christensen, Pedri González, Ousmane Dembélé y Robert Lewandowski, el Barça supo canalizar la frustración e impotencia del Real Madrid a través de una defensa sólida que dejó al equipo de Ancelotti con cero disparos a puerta en todo el partido. Aunque para ello tuviera que desprenderse de todos los dogmas de fe.

En otros tiempos, habría sido considerado un sacrilegio regalar el balón, esperar al rival en el contragolpe y renunciar al ADN azulgrana cruyffista que ha sido parte fundamental de la filosofía del club catalán durante décadas. Sin embargo, esta vez, con uno de sus principales precursores en el banquillo, Xavi Hernández, fue la receta perfecta para neutralizar al Real Madrid. Fue un mal necesario. Ya no se considera antifútbol. Ahora, esa forma de jugar, que el propio Xavi Hernández solía denostar gracias a una supuesta superioridad moral que diferenciaba el buen fútbol del mal fútbol, también es válida si la ocasión lo merece. El estilo cruyffista es como la energía, no se crea ni se destruye, solo se transforma, a menos que lo realmente importante sea ganar y competir, como siempre ha sido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *