,

(Opinión)

Corregir nuestros propios errores no es tarea fácil. Pero tropezar ocho veces con la misma piedra es algo que se debe analizar. Octava temporada seguida en la que el Barça se marcha de Europa antes de tiempo. Ya queda muy lejos aquel 2015, cuando los azulgrana conseguían derrotar a la Juventus en la final de Berlín, logrando así el segundo triplete de la historia del club. Pero el problema no es el “qué” si no el “cómo”. Desde aquel 2015, los culés han tenido que soportar en tres ocasiones (Atlético, Roma y Liverpool) que su equipo caiga eliminado trayendo un marcador favorable de la ida. A esta lista se le puede sumar la eliminación de ayer, ya que hasta en dos ocasiones a lo largo de la eliminatoria el Manchester United ha conseguido igualar o dar la vuelta a la ventaja que tenía el Barcelona. Y si sumas las otras goleadas desastrosas (Juventus, Bayern y PSG) son ¡diez! eliminaciones en estas ocho temporadas, teniendo en cuenta que estos dos últimos años el Barça se ha caído tanto de la Champions como de la Europa League en el mismo curso, el pasado frente al Eintracht en Cuartos de Final en otra noche para olvidar en el Camp Nou. Lo peor es que ya no se siente como un fracaso sino como una desilusión. Es verdad que desde la llegada de Laporta y más tarde la de Xavi, al barcelonismo le volvió a latir el corazón. Pero la realidad es que, a pesar de estar teniendo un mejor rendimiento en las competiciones domésticas que en pasadas campañas, en Europa parece el día de la marmota. Resulta muy obvio decir que la marcha de Messi ha condenado al club a tener que pasar por unos años de transición, como una persona que pierde a su pareja de toda la vida. Pero la vida no se para, está en continua evolución y el Barça no parece que esté dispuesto a hacerlo. Queremos parecernos a ese equipo que hace una década contaba los partidos por goleadas, pero la realidad es que de eso no queda nada. Y cada año la historia se repite. En septiembre tendremos el discurso de que este año sí, de que tenemos la mejor plantilla del mundo, que hay que tener paciencia, pero creo que el barcelonismo está harto de que se repita la misma historia. No me emociona ganar la 32a Copa del Rey, ni la Liga número 26 ni quiero la Supercopa 15. Deseo ganar la sexta Champions o la primera Europa League, o almenos no acabar siendo el hazmerreír de medio mundo cada vez que nos jugamos una eliminatoria europea, porque me duele en el corazón ver como cualquier equipo nos puede pasar por encima en cualquier ocasión. Aunque anoche en Old Trafford, el Barcelona consiguió encontrar su momento de paz dentro del caos en la primera parte ante un buen equipo que vive un un gran momento de forma, pero recayó de su enfermedad en los momentos calientes. El equipo estaba dando signos de haberse recuperado de su pánico europeo y parecía el favorito para pasar de ronda cuando el árbitro pitó el descanso. Pero creo poder hablar en nombre de todos los culés diciendo que, cuando Fred anotó el primero, en realidad todos sabíamos cómo iba a acabar el partido. Porque para el Barça, Europa es el día de la marmota.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *